viernes, 15 de octubre de 2010

Cut up

En vistas de cómo va el mundo, el anticapitalismo es hoy una apuesta perfectamente razonable y un verdadero imperativo moral y estratégico. No parece que sean los antisistema quienes deban justificarse, sino los pro-sistema quienes deberían hacerlo. “No se puede ser neutral en un tren en marcha”, nos recordaba el historiador Howard Zinn en su autobiografía, y menos en un tren desbocado hacia el precipicio como lo es la humanidad, retomando la lúcida metáfora de Walter Benjamin. Hay que escoger entre dos lógicas antagónicas, la de la competencia y del todos contra todos o la de los bienes comunes y la solidaridad. Este es el dilema planteado por los movimientos anticapitalistas y antisistémicos de hoy en día.

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