viernes, 19 de diciembre de 2008

Los vigilantes



DOS JÓVENES DENUNCIAN MALOS TRATOS TRAS SER DETENIDOS
'Fusilados' por los guardias

* Ambos aseguran que fueron llevados a un descampado donde se simuló la ejecución
* El calvario en dependencias policiales duró unas 50 horas

Actualizado viernes 19/12/2008 04:42 (CET)

MIGUEL TORAL OROPESA | VEO TELEVISIÓN

MADRID.- El 16 de febrero de 2008 cinco delincuentes comunes que habían robado un camión y lo habían desguazado para vender las piezas fueron parados por la Guardia Civil en una rotonda de la localidad madrileña de Torote del Fresno. Los jóvenes iban en dos vehículos: un Opel Corsa y un camión en el que trasladaban el material sustraído. En el turismo iba David Báez, que ha presentado una denuncia en los Juzgados de Plaza Castilla en compañía de otro de los implicados.

Según su relato, después de que les dieran el alto, los agentes hicieron unas comprobaciones y finalmente dejaron pasar al turismo, que se desplazó hasta un polígono cercano, conocido como el de Las Moreras. El camión y sus dos pasajeros fueron interceptados.

Al cabo de un rato, mientras Báez hablaba distendidamente con sus dos compañeros, irrumpió en el lugar un coche sin distintivos desde el que varias personas disparaban sus escopetas. Eran miembros de la Guardia Civil de Daganzo. Les sacaron violentamente del coche y, tras esposarles, les pusieron de rodillas. David relata que, cuando estaba arrodillados, los agentes seguían disparándoles con fuego real muy cerca de la cabeza.

En un estremecedor relato a VEO Televisión, David Báez asegura que pasó tanto miedo que se orinó en los pantalones. Explica que todos los agentes iban de uniforme, excepto uno: vestía chaqueta y corbata y era el superior. David Báez asegura que se trata de José Antonio García Vázquez, el sargento de la Guardia Civil de Daganzo. Minutos después, en lugar de ser trasladados al cuartel, los detenidos fueron llevados a un descampado cercano a Paracuellos del Jarama. Allí, David vio a sus compañeros que habían sido detenidos en el control de Torote del Fresno.

Entre golpes e intimidaciones, le pusieron una pistola en la cabeza y le dijeron que mirara al suelo. Sin embargo, y siempre según su testimonio, dos de los jóvenes que iban con él fueron llevados delante de un muro y puestos de rodillas. A continuación, simularon un fusilamiento. Transcurridas unas horas, los detenidos fueron llevados al puesto de Daganzo, donde les esposaron a los radiadores y siguieron ensañándose con ellos.

David Báez cuenta que, mientras le golpeaban, él sólo pedía que no le dieran en la parte superior de la cabeza, porque había sido intervenido tras un accidente de coche. Lo mismo le sucedió a uno de sus compañeros al que habían operado del corazón. Los agentes interpretaron esa petición como una razón más para golpearles en las partes dañadas. Este calvario duró casi 50 horas y no fueron puestos a disposición judicial hasta el 18 de febrero. Del cuartel de Daganzo les trasladaban al de Algete y, después, vuelta de nuevo al de Daganzo.
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