miércoles, 30 de julio de 2008

TRABAJO SUCIO, PERO TRABAJO



El Trabajo os hará libres. Hitler.

Estimadas amigas y algún que otro amigo, a continuación voy a relacionar una serie de ignominiosos trabajos, implorando al Demonio, para que, el que suscribe se vea libre por siempre de malgastar su alma a cambio de unas monedas en el sucio desempeño de cualquiera de ellos. Viene al caso recordar la canción de Potato; “Me matan si no trabajo y si trabajo me matan”, un recuerdo también para los Eskorbuto, ya que el título de este sesudo estudio es deudor suyo. Cualquier parecido con el Diccionario del Diablo de A. Bierce, es como ya sabéis, pura coincidencia. Sin más dilación comenzamos:

Abogados: Buscapleitos, robacuartos, engañabobos que amparándose en el farragoso mundo de las leyes, escritas o no, tienen por principal misión confundir a su cliente y si es posible dejarle sin un duro.

Banqueros: Usureros. Ladrones sin palancas y de día. El dinero es su religión y sus bancos sus iglesias. Son los protagonistas absolutos del famoso bestseller de Marx.

Camareros: Barman, ponecopas. El que suscribe ha necesitado y necesitará de sus servicios durante tiempo indefinido. Insufrible él tener que estar detrás de una barra y no delante. Aguantar a borrachos lenguas trabadas y a graciosillos de tres al cuarto. Deleznables en cualquier caso los cuentachistes.

Carceleros: Boqueras, boquerones. Miserables que viven de encerrar a otros tras las rejas. Algunos disfrutan maltratando antes de llegar a casa y achantar con la mujer. El otro día conocí a uno, se emborrachaba a diario, iba al baño del bar y salía meado. Tanta presión, tratar con asesinos, debe de ser para hombres duros.

Censores: Represores de las ideas, escondidos en sus cubiles destripan cualquier obra o noticia despojándola de su contenido y dejándola, por tanto, vacía. Ojo con el censor propio.

Criados: Mayordomos. Ahora en desuso su función inicial. Se pueden ver el cualquier trabajo siempre pegados al culo del jefe. También llamados almorranas. Antaño fieles servidores de sus amos. Para ser buen criado, como dijo Jonathan Swift no habrá que acudir hasta la tercera llamada del jefe, ya que a la primera sólo acuden los perros.

Críticos: Autores frustrados, en su mayoría. Disfrutan de machacar con saña las obras ajenas. Si bien es verdad que hay ladrillos insufribles, basten estas dos palabras para despacharlos.

Curas: Salvaalmas, profesionales de la religión. Únicos y verdaderos artificies de la decadencia de la religión católica. Llenapanzas retrógrados, involucionistas fanáticos, reprimidos sexuales. El único que se salva es el Cura Pérez.

Chulos: Proxenetas, comen pan de coño. Explotan al sexo femenino, obligándolas a vender sus cuerpos, otros sólo las obligan a barrer, cocinar, fregar, lavar, planchar y atender a los niños.

Chupatintas: Especie en extinción desde la llegada de los ordenadores a las oficinas del mundo entero. Bolígrafo y libro de cuentas son sus armas de trabajo, la mirada siempre en los números y encorvados sobre la mesa. Obra maestra, sobre este oficio, es la película italiana El Empleo.

Encargados: Primeros, capataces, la mano derecha de los jefes, por lo general son miserables y chivatos, han llegado a lo mas alto y no lo van a estropear por nadie. Son los primeros que cobran en las huelgas. Las Brigadas Rojas en sus inicios solían emplumar a estos personajes.

Forenses: Llamados así, como decía Gila, porque tienen un ford. Destripa fiambres, necrófilos lujuriosos que han encontrado en este oficio la coartada perfecta para sus vicios.

Funcionarios: Buscajamones. Se aprovechan y muy bien del cargo que utilizan en las Administraciones Públicas. Detestan a la gente que reclama sus servicios, olvidando que todos ellos les pagan. Su frase favorita es: “pase a la otra ventanilla..”

Inspectores: Perros de presa, los inspectores de obras suelen estar comprados, ya que sus visitas están anunciadas, hacen buenas migas con los constructores. Lo mismo que los inspectores de trabajo. Los únicos que hacen su trabajo son los de hacienda, pero lamentablemente, con los que menos dinero tienen.

Investigadores: Timadores científicos, justifican sus estudios buscando la panacea contra el cáncer. Lo hacen provocando cánceres en pequeños animales. Cobran de universidades y fundaciones. Ojo con ellos, no tienen ética.

Jueces: Personas, humanos, por tanto, susceptibles de errar. Admiro su capacidad para conciliar el sueño, sin un asomo de duda, de incertidumbre, después de haber mandado a un posible inocente 20 años a la cárcel. Fundamentales en el sostenimiento del sistema, influenciados por el poder ejecutivo. Van de negro, como los cuervos.

Limpialefas: Hombres fregonas que limpian las poluciones después de que otros hombres hayan ejercitado el sano ejercicio del onanismo, en esos supermercados del sexo que llamamos sex-shop. Para ellos la vida no tiene ningún misterio.

Matarifes: Carniceros, asesinos. Matan con gran sadismo todo tipo de animales para que después los puedas tener, bien sangrantes, en tu mesa.

Militares: Asesinos profesionales, entrenados en la miseria de matar. Salvapatrias. Tradicionalmente han reprimido al pueblo del que son deudores. Son el brazo armado del sistema. Por tanto, sus más fieles perros.

Policías: Maderos. Como dijo Conrad, protegen los bienes de los que los tienen de los que no los tienen. También se encargan de mantener el Orden Público dentro de casa. Si la cosa se les va de las manos pueden llegar a solicitar los servicios de los definidos anteriormente. Usan muchos nombres y diversos uniformes, son fácilmente reconocibles por llevar los brazos muy separados del cuerpo cuando andan. Nunca están al servicio del pueblo, sino del poder político. No sabemos si habrá siempre poetas, pero siempre habrá policías.

Políticos: Chorizos. Manipuladores. Fantoches del capital, sirven a sus intereses. Disfrazan sus intereses personales de intereses generales. Especialistas en la mentira y en la estafa. Charlatanes profesionales. Suelen hacer y opinar lo contrario de lo que a la gente le gustaría que hicieran. Van a comisión.

Porteros: Seres tristes y aburridos. Poseedores de toda la información sobre lo que acontece a los individuos del inmueble del que son contratados. Tienen un puesto para toda la vida y reciben propinas en navidad.

Segundos: Mano derecha de los primeros. Perritos falderos, almorranas, chivatos, rastreros y pelotas. Ambicionan el puesto del que les precede en el escalafón y no pararan hasta conseguirlo, la mayoría de las veces a costa de la traición.

Toreros: Vulgares asesinos. Se amparan en el arte y en la tradición. Antes de enfrentarse con el toro, este ya ha recibido numerosos prejuicios en su resistencia. No se trata de huevos, se trata de escrúpulos. No los tienen.

Verdugos: Asesinos legales, repugnantes trabajadores de la muerte, de la venganza judicial. Enfermos mentales que cobran por desarrollar su psicopatía.

Videntes: Timadores, jetas. Abusan y se aprovechan de los primos que no atisban que el vacío, frío e insondable misterio de la vida, es la nada. Adoptan todo tipo de disfraces y toda clase de credos.

Vigilantes: Jurados, topos, guardias, matones de discotecas, guardaespaldas, con más músculo que cerebro por lo general. Ejército privado en manos del capital. Preocupa su desarrollo geométrico en los últimos años. Miran mal a todo el mundo y son firmes defensores del derecho de admisión.

No hay comentarios: